Siempre debemos estar atentos ante la cojera en un niño. El que un niño cojee no es normal. Las causas pueden ser muy diversas: puede ser que el niño tenga una herida o un corte, una fractura o una infección grave o puede tratarse, en pocas ocasiones, de un tumor.
La cojera puede deberse a dolores en la cadera, rodilla, pierna, el tobillo o el pie. También puede ser causada por problemas en la espalda o la pelvis. Las causas médicas más comunes de una repentina cojera en un niño son: 1) Cadera irritable o Sinovitis Transitoria de Cadera. Es una enfermedad infantil común que causa cojera y dolor en la cadera. Los niños con la cadera irritable pueden ser reacios a estar de pie o caminar. La sinovitis transitoria consiste en una inflamación del tejido sinovial de la cadera. Suele ser un proceso benigno, leve y autolimitado. Es la causa más frecuente de dolor en la cadera en el niño, puede afectar tanto el lado derecho como el izquierdo pero nunca de forma simultánea. Puede ocurrir entre los 9 meses de vida y la adolescencia pero sobre todo entre los 3 y los 8 años de vida. La enfermedad fue descrita por Lovett y Morse en 1892 y desde entonces ha recibido numerosos nombres como coxitis transitoria, coxitis fugax o coxitis serosa simple. Es una reacción inflamatoria cuya causa, como ocurre en tantas otras patologías en medicina, es desconocida. Por lo tanto, un diagnóstico de cadera irritable sólo se hará después de haber descartado otras causas más serias de cojera. No obstante, la sinovitis transitoria de cadera, se ha relacionado con alguno de los siguientes procesos: a) Con una infección inespecífica vírica de vías respiratorias superiores, faringitis u otitis media. Esta asociación se ha encontrado en el 70% de los casos. b) Con un antecedente de traumatismo, caída o golpe. Entre el 17 y el 30% de los casos. c) Con una predisposición alérgica. Entre el 16 y el 25% de los casos. Los niños presentan dolor en la zona de la cadera, también en la ingle o en la zona de la cara anterior del muslo. El dolor origina cojera y cierta movilidad limitada, que también detectaremos en la exploración. Contrastando con todo ello, el niño suele tener excelente estado general y raramente otros síntomas. La duración estimada es de unos 10 días, aunque en algunos casos es un poco más pesado y se alarga durante unas semanas. En aproximadamente un 20% de los casos, se producirá recurrencia, con recuperación completa en cada una de las veces. Es importante acudir al especialista en traumatología para descartar otras enfermedades más graves que podrían provocar una sintomatología similar. Para ello el traumatólogo explorará la cadera, especialmente la movilidad de la misma y en algunas ocasiones puede solicitar alguna exploración complementaria como una prueba radiológica. Según el cuadro clínico y la exploración puede ser necesaria la realización de una radiografía, una ecografía, un análisis de sangre o pruebas más complejas como una gammagrafía o una resonancia de cadera. El tratamiento está enfocado a disminuir la inflamación de la cadera. Por ello se recomienda el reposo hasta que el dolor ceda y la movilidad se recupere. Los antiinflamatorios como el ibuprofeno ayudarán a controlar las molestias y acelerarán el proceso de curación. En casos de dolor muy severo puede estar indicado el ingreso hospitalario. El problema principal de esta enfermedad es que puede confundirse con otras enfermedades graves, como la artritis séptica de cadera. Si bien se suele tratar de una afección frecuente y que no deja secuelas, es recomendable hacer una radiografía de la pelvis entre tres y seis semanas después del primer episodio de sinovitis transitoria; para descartar así, que se trate de una osteocondritis primitiva de la cadera (que corresponde a la necrosis de la cabeza del fémur). Igualmente recommendable son los estudios futuros del paciente para ver si se han dado problemas en el crecimiento óseo de la cabeza del fémur. 2) Infección viral grave. Algunas infecciones virales pueden causar dolor en las articulaciones, fiebre y cojera. Sin embargo, es importante descartar en estos casos algunas infecciones de los huesos más graves, como la osteomielitis y artritis séptica. 3) La artritis juvenil. Aunque la artritis se asocia a menudo con personas mayores, a veces también puede afectar a los niños. La artritis causa dolor e inflamación (hinchazón) de las articulaciones y los huesos. Un niño con artritis juvenil sentirá rigidez, especialmente a primera hora de la mañana, y no podrá mover las articulaciones libremente. No hay cura para la artritis, pero hay tratamientos que pueden retardar el progreso de la enfermedad y ayudar a controlar los síntomas. 4) Deslizamiento de la epífisis superior del fémur, el hueso del muslo, Femur, se separa de la cavidad de la cadera, es uno de los trastornos de la cadera más comunes que afecta a los adolescentes. Esto suele suceder gradualmente con el tiempo, y suele afectar a niños varones mayores de 10 años (especialmente aquellos con sobrepeso); sin embargo, también puede aparecer de repente como resultado de una lesión. Si su hijo tiene deslizamiento de la epífisis femoral superior, debe evitar caminar o girar la pierna y tendrá que someterse a una cirugía tan pronto como sea posible, para realinear el hueso y fijarlo en su posición. Los síntomas más comunes del deslizamiento de epífesis de la cabeza femoral son:
Si nos centramos ahora en las causas médicas menos comunes de una cojera en un niño, podríamos citar: 1) Enfermedad de Perthes: típica en los niños de 5-10 años. Se trata de la pérdida de suministro de sangre a la parte superior del hueso del muslo, el Femur, haciendo que los huesos crezcan de manera anormal. 2) Artritis séptica: por lo general afecta a niños menores de 2 años. Se trata de una infección bacteriana de la cadera, la rodilla o el tobillo que restringe severamente el movimiento de la articulación y requiere tratamiento con cirugía y antibióticos. Si no se opera a tiempo y se instaura el tratamiento antibiótico adecuado puede provocar la destrucción de la articulación. 3) Escoliosis: curvatura anormal de la espina dorsal que puede causar que el niño se incline hacia un lado. 4) Displasia del desarrollo de la cadera: una cadera luxada anormal, que se produjo antes del nacimiento o que se desarrolle poco después de nacer. 5) Dolor severo en el abdomen inferior: por ejemplo, causado por una apendicitis. 6) Diferentes longitudes de las piernas. 7) Alguna enfermedad que afecte a los nervios como la parálisis cerebral. En conclusión, si nuestro hijo presenta cojera o dolor en los pies u otras articulaciones que interfiera con la actividad diaria, es imprescindible acudir al médico especialista. Dr. Enrique Galindo Martens
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