En 1578 se reportó la primera descripción clínica de la tosferina, una enfermedad infecciosa aguda sumamente contagiosa de las vías respiratorias provocada por la bacteria gramnegativa Bordetella pertussis.
En la actualidad reporta a nivel mundial unos 48,5 millones de personas afectadas anualmente, de las cuales según reportes médicos oficiales murieron en 2013, 63.000 niños menores de cinco años.
Provoca inflamación traqueo bronquial y accesos de tos violenta y espasmódica con sensación de asfixia.
¿Existe el modo de prevenirla?
Mediante una vacuna que no es única, sino combinada, se puede prevenir la tosferina, y de acuerdo con reportes de la Organización Mundial de la Salud se redujo en un 90 por cierto su incidencia y mortalidad gracias a las inmunizaciones.
Esa vacuna protege también contra el tétanos, la difteria, la polio y la hepatitis b, por lo que no es exclusiva para la tosferina. Existen cuatro tipos: la hexavalente y la pentavalente, para el primer y segundo años de vida, con dosis a los dos, cuatro, seis, 15 y 18 meses, y también los componentes trivalentes que se aplican a los cuatro (Tdpa) y seis años de edad (DTPa).
Población más propensa a padecer tosferina
La población infantil es la más afectada por la tosferina, aunque pueden aparecer casos de pacientes adultos, pero su mayor infestación ocurre en lactantes y niños pequeños, siendo los más afectados.
Contagio de persona a persona
De persona a persona se provoca el contagio de las tosferina, mediante las vías respiratorias y quienes no son tratados pueden transmitir la enfermedad aún tres semanas o más de cuando aparece la tos.
Fiebre, vómitos, secreción nasal, entre los síntomas
Aunque al principio aparenta ser un resfriado, que dura semanas y dificulta la respiración, la tosferina tiene entre sus síntomas la fiebre, los vómitos, la secreción nasal al transcurrir siete o 10 días de su contagio.
Resulta peligrosa sobre todo en lactantes al provocarle interrupciones respiratorias durante el sueño (apnea) y de acuerdo con reportes de entidades de salud se puede complicar con neumonía, y con menos presencia igual pueden ocurrir encefalopatía y convulsiones.
Vacuna, sus destinatarios
Prioridad para los peques, esa ha sido una máxima desde que comenzó a aplicarse la vacuna en la década de 1950, sobre todo a los que acaban de nacer y seguirle la inmunización durante el primer año de vida, aunque estudios recientes indican que si se aplica a las embarazadas siete días antes de alumbrar, o sea el tercer trimestre de gestación, favorece al feto al transmitirle anticuerpos contra la tosferina.
Carencias que inciden en la inmunización
No obstante los beneficios de la vacuna, existen carencias que impiden la inmunización que protege además contra la difteria, situación que afecta a países europeos, entre ellos España.
Según datos del ECDC europeo, la falta se debe a una "reducción en las capacidades de producir el antígeno contra la tosferina", aunque este motivo no está muy claro.
Recomienda que ante ese desabastecimiento hay que priorizar la inmunización de los recién nacidos y el programa de vacunar a las madres en las naciones que ya lo iniciaron.