Inés no estaba en su mejor momento. A sus 67 años, estaba delicada del corazón. Desde que habia tenido que ingresarla en nuestro hospital había notado un aumento progresivo de los edemas y del perímetro abdominal, apenas orinaba y para terminar de arreglarlo le habían empezado a salir hematomas desde el ingreso.
Inés no estaba en su mejor momento. A sus 67 años, estaba delicada del corazón. Con una valvuloplastia mitral (anuloplastia por una insuficiencia mitral severa de probable origen reumático), una fibrilación auricular persistente y una prótesis mecánica tricuspídea, su corazón a veces le fallaba. Y actualmente esa era una de esas veces, habiendo tenido que ingresar en nuestro hospital por una descompensación de su insuficiencia cardiaca, coincidiendo con una caída accidental en su casa que conllevó una fractura de Colles. Desde entonces había notado un aumento progresivo de los edemas y del perímetro abdominal, apenas orinaba y para terminar de arreglarlo le habían empezado a salir hematomas desde el ingreso. En el hospital la pasaron a heparina (normalmente está anticoagulada con acenocumarol), mantuvieron el resto de medicación (digoxina y omeprazol) e intensificaron el tratamiento diurético. Además en la analítica destacaban una Hb de 9,3 g/dl, plaquetas de 135.000 y un INR 1,31, con un TTPA de 32. Todo lo demás sin demasiadas alteraciones remarcables.
¿Y qué pintamos los dermatólogos? A nosotros nos llamaron durante el ingreso por la aparición progresiva de esos “hematomas” tan extraños, que predominaban en el abdomen, en forma de vesículas y ampollas hemorrágicas, no pruriginosas pero algo dolorosas, que iban en aumento. Bien es cierto que la heparina se la pinchaban en la región abdominal, pero no coincidían en todos los casos con las zonas de punción. ¿Qué os parece? ¿Tiene algo que ver con su patología de base? ¿Con la caída? ¿Es el preludio de algo más grave? ¿Hacemos una biopsia o mejor no molestar más a la pobre Inés?