Mala cosa cuando tu médico te manda al dermatólogo urgente. Y si encima te dan hora esa misma semana, entonces es que te debes estar muriendo. Eso fue lo que pensó Consuelo, y así de asustada entró en la consulta esa mañana.
Hacía menos de un año que había perdido a su hermana por un melanoma, y le habían dicho que consultara si notaba algún cambio en un lunar, o si le aparecía alguna mancha nueva.
La verdad es que eso de la uña parecía de un porrazo. Pero Consuelo no se había dado ningún golpe ni se había pillado la uña con nada. Estaba segura de ello. Además, se acordaría, ¿no? Por eso se extrañó cuando de repente la uña se le puso negra dos semanas antes. Y no le dolía. Al principio pensó que sería una tontería, pero tenía lo de su hermana muy reciente aún, y empezó a darle vueltas a la cabeza. Google no ayudó mucho. Finalmente decidió consultar con su médico de familia, más que nada para que la tranquilizara. Pero en vez de eso su médico llamó al hospital y le consiguió una cita en pocos días. Todo el consuelo se le quedó en el nombre.
Así fue como conocimos a Consuelo, de 52 años, de fototipo III y con un antecedente familiar de primer grado de melanoma maligno, pero sin otros antecedentes relevantes salvo una hipertensión arterial bien controlada con enalapril. Aparte de esa lesión en la primera uña de la mano izquierda, no detectamos nada más que pudiera ser relevante a la exploración (aprovechamos para revisarle toda la piel, claro).
¿Qué pensáis? ¿La habríais derivado al dermatólogo? ¿Podía esperar los 2 meses que tardamos en dar una cita normal? ¿Necesitamos una biopsia para saberlo? ¿O vamos sacando el dermatoscopio? ¿Podemos tranquilizarla ya o seguirá la incertidumbre hasta la siguiente visita?